lunes, 11 de agosto de 2025

LA POESÍA COMO EXPRESIÓN MÁXIMA DEL INTELECTO HUMANO.

 


 

Tomad un soneto de Quevedo y dádselo a leer e interpretar a un matemático. Cuando veáis que no logra entender nada de nada, mostradle todas las implicaciones del mismo, los recovecos retóricos, la lucha dialéctica interna, su tensión narrativa, la denuncia implícita, la sutileza de la ironía. Dirá: caramba, nunca supuse que una ristra de palabras pudiera ocultar tantos matices; es como un teorema de formulación inacabable, como un poliedro de caras infinitas.

                ¿Y la prosa?, ¿es más difícil que la poesía? Sobre esto hay muy diversas opiniones. Ambas son manifestaciones del espíritu libre humano y podrían integrarse en la poiesis, término griego del que proviene la palabra poesía y que significa laborar, trabajar, moldear, es el trabajo propio del artesano, del alfarero, del tejedor, del relojero. Un escritor en prosa puede llamarse a sí mismo poeta en este sentido. En el Siglo de Oro los autores se referían a la prosa con la expresión "escritura desatada". La poesía estaba ajustada a reglas, ritmos y sacralidades que le daban valor. Claro que la prosa también podía ser poética, plagada de contenidos líricos. Hoy día ─en términos de literatura de verdad, no de quiosco─, las estructuras líricas tienden a enriquecer la prosa.

                Pero sí, prosa y poesía son dos caras de una misma moneda. Quizá haya aún una tercera cara en una composición monetaria imposible: la del teatro, pero dejémoslo, sería complicar mucho estos conceptos.

                ¿Qué es más difícil?, tornas a preguntarme. Lo difícil es responder a esta pregunta. Yo, por ejemplo, soy escritor en prosa al que se le cuela la poesía en el texto sin que lo pueda remediar, pero incapaz de componer poemas propiamente dichos. No digo que la poesía épica me cueste demasiado, pero la lírica, la que expresa la sutileza del alma humana, me supera. Por ejemplo, entender, disfrutar y declamar poemas como "Vientos del pueblo" de Hernández, es fácil, e incluso componerlos, pero, ¿puede decirse lo mismo del más débil soneto de "El rayo que no cesa", del mismo autor? Salta a la vista que no, que son categorías diferentes.

                Por eso, en "Cantábrica" he introducido un poemario épico. A eso sí me he atrevido. Además con formatos antiguos: sonetos, seguidillas, cuartetos, romances, terceros encadenados y demás parentela. Pero eso es sencillo, un juego. Componer, sin embargo, poesía lírica ni está al alcance de esta pluma, ni el pudor me permite publicar mis poemas, que los tengo, claro que sí. Sería como pasear desnudo por la calle, de verdad. No sé cómo hay tanto poeta que hable de sí mismo parapetado tras supuestos versos. En fin, cada uno hace de su capa un sayo y escribe lo que le da la real gana y aún menos muchas veces, faltaría más.

                Pienso, desde mi ignorancia que escribir poesía es más difícil que escribir prosa. Componer un poema lleva muchas horas de trabajo.

                Decir esto puede que suene a cuento chino a algunos. ¡Pero qué dice este hombre!, ¡A mí me salen a la primera! ¡Es que hay que nacer poeta! ¡Chico, cuando me pongo en plan poético me viene la inspiración sola!

                No digo que no pueda ser así, no sostengo que haya personas a las que los versos les salgan del alma como churros, que lluevan sobre el papel en blanco, justo delante de su pluma, versos embutidos, eso es más que probable pero, ¿estamos hablando de poesía o de ripios ripietes? ¡A ver, oiga, yo soy poeta y muy poeta, no como otros! ¿Cómo se atreve a decir que no paso de ripiador?

                La verdad, sin ánimo de ofender más con estas palabras, creo que todo ser humano es poeta. Todo nacido de mujer piensa, siente, sufre, ama y registra en su interior los más profundos sentimientos que precisan ser expresados. ¡Todos!, no sólo los poetas, que también. ¿Qué te diferencia a ti del resto del mundo, poeta bueno?, ¿tu capacidad lingüística?

                ¡Anda, no me tomes el pelo! Mira, la poesía es la máxima expresión del entendimiento humano, la más perfecta manifestación de capacidad literaria. ¿Y me dices tú que te sale así, sin más, a borbotones porque eres hijo de tu madre, porque la naturaleza te hizo poeta?

                Pero, entendámonos, porque quizá estemos hablando de cosas diferentes. Yo sostengo que la poesía es difícil de componer, no así el "pronto poético". Lo que sucede es que te llega   "pronto" y piensas que eso es la poesía.

                No, hijo, la poesía es elaboración corajuda y minuciosa a partir de ese pronto, es un trabajo de relojería que lleva horas de inclinación sobre el verso, sobre la estrofa, sobre la metáfora, sobre la búsqueda de la composición. Poeta es el herrero que maja en verso frío. Poeta es el relojero que  ha desmontado su pronto poético, su arranque inspirador, que lo ha puesto sobre la mesa, que lo ha objetivado, sacado de sus profundos, que lo desmenuza y lo recompone una y otra vez hasta que considera terminado su trabajo porque ha alcanzado la máxima perfección expresiva, es decir, racional.

                El "pronto" puede declamarse con el alma en la mano. Toma, poeta, tu "pronto" y declámalo con sentimiento. Dirás ¡qué bien me ha quedado! y tu abuela te dirá si te escucha: ¡es que vales mucho, nietuco; es que naciste para esto, nietuca! Pero, siento decirte, poeta consumido más que consumado,  que eso no es poesía, puede ser floritura nada más, y que las abuelas han muerto todas, por desgracia.

                Y te diré más para terminar de rematar el mal café que te producen mis palabras ─ porque no hay ego más subido que el de un poeta─ que para hacer poesía hay que saber mucha literatura. Cuando sales de casa has de procurar hacerlo libre de necesidades mayores o menores, ¿verdad?, duchado y peinado, ¿cierto?, pues para pasear por las calles de la poesía has de dejar tu hogar cargado con una buena mochila de conocimientos. Mira, en este aspecto la poesía es mucho más exigente que la prosa. Prosa puedes componer y, quizá llegues a escribir varios párrafos antes de que descubras que eres un porro, pero en poesía se te nota la ignorancia desde el primer verso, desde la primera palabra. Eso sí, se te transparenta la falta de pudor como en un escaparate. Pero no te apures, este defecto es propio de la ignorancia, y tiene remedio, te lo aseguro.

                Dicho lo anterior y sin desdecirme, es conveniente afirmar que hay personas con una especial intuición poética. Son escritores que componen sus poemas y los suben a Facebook, por ejemplo, y en ellos se aprecia una sorprendente capacidad expresiva, pero que se han precipitado en mostrar una obra que requeriría más trabajo. Da pena ver que con un poco más de labor relojera, esa parte de la composición literaria que cuesta, que ha de hacerse sobre el texto en frío, sin apasionamiento, el poema habría sido sublime. Hay gente así, no mucha, pero la hay.

                Yo no estoy entre ellos, eso lo tengo claro. Escribir el poema más chungo me cuesta lo indecible, casi prefiero hacer crucigramas, ejercicio en el que tampoco soy un lince.

                En definitiva, poeta ofendidito: menos ansia de "tontintolín" y autobombo, más trabajo y más conocimiento. Mira, te recomiendo que empieces por los sonetos. Deja de lado esa justificación de la libertad compositiva tras la que te escudas, y traduce tu genialidad, esa que te ha venido como arrojada por las musas, en un soneto. Es un excelente ejercicio. Y perdona si te he ofendido con mis palabras. Mira, vete a la frutería donde se vende mucho ajo, y a la fuente, donde mana agua fresca. No sé si me entiendes, son metáforas. Y lee, chico, chica o lo que seas, pero no como un aficionado, sino como un profesional, como el pintor que escudriña un cuadro de Goya para conocer su estructura; la mirada del poeta sobre otro poeta no ha de buscar sólo una impresión momentánea, sino que debe perseguir una analítica completa, de laboratorio, un leer para aprender, más que para disfrutar. Debes disfrutar mientras aprendes.

                Y, vaya aquí un truco compositivo: cuando encuentres un poema complejo intenta transcribirlo, traducirlo a prosa comprensible, utiliza cuanto papel requieras, no importa, la clave está en la traducción; si lo consigues, es que vale algo, si no puede ser, con toda facilidad, una paja mental. Por el contrario, escribe en prosa lo que quieras, lo que sientas, lo que te apetezca y luego, tradúcelo a versos; si lo logras habrás hecho un buen poema.

                Me falta, por último, contarte algo sobre la industria cultural del verso, sobre la tontería implícita y sobre cuántos viven réditos del narcisismo extremo que impera en el fenómeno poético...

                ¿Callarás?... ¿No es ya demasiado?... ¿Por qué no lo dejas para otro día?, ¿no ves que me asustas al poeta, sensible donde los haya, y que con estas reflexiones no hay quien componga?

                Vale, me callo.

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