Hasta aquí hemos llegado,
amigos, en esta «Glosa a Cantábrica, la Gran Epopeya del Solar Cántabro», el
cuarto tomo que con su ayuda he tenido ocasión de redactar.
Esto no se había hecho nunca, que yo sepa: elaborar un tomo
crítico sobre una obra literaria aún no publicada y, además, con la ayuda del
público en una red social... Bueno, sí, hubo un precedente, aunque literario,
«La novela de Pepe Ansúrez», de Gonzalo Torrente Ballester, que trata de cómo
un escritor anuncia que escribe una novela, desvela su contenido y llueven
críticas y circulan comentarios sobre la misma, para, al final no ser
publicada. Muy recomendable su lectura, repleta de guasa e ironía.
Para bien o para mal, «Cantábrica» es un trabajo diferente a
todo lo conocido. Ya se dice en su prólogo:
«Esto
no es una novela ni un sesudo ensayo, sino un puzle, un rompecabezas, algo por
completo intrascendente, es decir, literatura en estado puro».
Durante casi seis meses, de febrero a julio, he publicado en
este lugar más de cien artículos con sus correspondientes imágenes, con el tema
del Solar Cántabro de fondo visual y me atrevería a decir también que acústico
y odorífico. Me gustaría haber llegado a la sensibilidad cántabra de los
lectores, independientemente del color de su piel, su sexo y su religión. Eso
es lo que pretendo, también, con «Cantábrica, la Gran Epopeya del Solar
Cántabro».
Por cierto, la obra está ya subida al corcel que la llevará
a los estantes de las librerías. Ya rebufa briosa la caballería, con ansia por
recorrer el Solar Cántabro para presentar la obra que lleva a cuestas. Casi
mejor, ya barrita el elefante literario que les ofrezco, o mejor todavía, los
tres elefantes que penetrarán en sus conceptos mitológicos como en una
cacharrería y aseguro al amable lector que, tras su paso, deberá recolocar los
estantes donde guardaba sus ideas sobre el Solar Cántabro, la tierra de sus
mayores.
Quiero decir que ya ha entrado la obra en imprenta.
Ha sido un camino muy complicado el que he recorrido junto
con mis editores, que debutarán con «Cantábrica», para lo que han puesto a punto
el universo burocrático de su actividad empresarial. Pronto les hablaré de
ellos más en extenso. Baste decir que tienen voluntad de convertirse en
especialistas, como cualquier editor, en separar el grano de la paja pero, a
diferencia de la mayoría, ellos no pretenden publicar la paja, sino el grano.
No dejaré, sin embargo, Facebook, no. Sólo que los artículos
largos como el Transiberiano se acabaron. Creo que han sido suficientes como
para dar una idea de lo que es «Cantábrica». A partir de ahora haré inserciones
breves relacionadas con el tema, daré cuenta de la llegada de la obra en papel,
reseñaré presentaciones y compartiré materiales de otros.
Pido disculpas a quienes retiré sus inserciones de mi muro.
Ahora se darán cuenta de lo que pretendía: estaba escribiendo “on line” una
obra, la «Glosa a Cantábrica». A partir de ahora, queda abierto a todos,
¡faltaría más!
En fin, sólo me resta advertir que pretendo completar toda
una peregrinación con los tres tomazos de la obra por todo el Solar Cántabro,
repartido por la Comunidad de Cantabria, el Principado de Asturias y Castilla y
León.
«Cantábrica» puede ser buena o mala, yo no soy quién para
valorarla, pero no me cabe duda de que es dura como las piedras, será singular,
y que, precisamente esa singularidad es más importante que su autor, razón por
la que merecerá la pena promocionarla.
Aunque siempre habrá quien diga: pero, a dónde va este con
tres tomos, en unos tiempos en los que no se leen ni los prospectos de las
medicinas, además, quiere presentar los tres a la vez, es un iluso, ¿no le
vendría mejor haber escrito una novelita con cántabros y romanos persiguiéndose
por los montes?, ¡qué tío! Además, después de seis meses dando la barrila con una
obra que no termina de publicarse, ¿quién se ha creído que es?, ¡está pirado!,
comentario benigno al que contestaré por boca de un tal Quevedo Villegas, que
era de por aquí:
«Mas, vulgo, pues sé quién eres, a la larga o a la corta,
diga yo lo que me importa y di tú lo que quisieres».
Nos
veremos por los pueblos del Solar Cántabro.
Un
abrazo a todos y gracias.
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