domingo, 13 de julio de 2025

CUEVA DE LA BUSTA. VIAJE A LA SEMILLA

 



También se llama Cueva del Linar, y está en el municipio de Alfoz de Lloredo. El topónimo de Busta es romano y procede de "bos", buey, con lo que vendría a significar el lugar donde pacen los bueyes: la Sel de los Bueyes.

         La Cueva de la Busta permitirá al caminante de «Tiempos del Hierro», segundo tomo de «Cantábrica» viajar al principio de los principios, viajar a cuando era feto, viajar a cuando era embrión, viajar a cuando era una mera idea, una simple hipótesis entre las sombras de Platón.

         En ella se han hecho muchas búsquedas arqueológicas, se han hallado abundantes objetos, se han detectado figuras rupestres, se la ha catalogado como lugar de culto, como németom desde tiempo inmemorial, y todo ello sin dinero.

         Es uno de los hipotéticos grandes tesoros monumentales de Cantabria que desde principios del siglo XX mueren de risa en el olvido oficial, ese limbo de dimensiones inabarcables donde descansa nuestro patrimonio en un sueño eterno, expuesto a hurtos de furtivos, a la voracidad de la maleza y a los excrementos de los honorables seres que los habitan.

         Triste es siempre el monocultivo. Triste el favor que ha hecho a la arqueología la presencia arrolladora de Altamira, único referente al que mira la oficialidad que vive de grandes batallas del pasado y que siguen dando sus frutos en forma de riadas de euros procedentes del turismo interminable, fuente monocorde de ingresos. ¿Qué le vamos a hacer?, dinero llama a dinero, visitas llaman a investigación, que no investigación a visitas, comida para hoy, hambre para mañana, inmediatismo salvador de los sillones de terciopelo donde reposan los más acomodaticios de los traseros hechos a cojines de plumas: los de nuestros burócratas, políticos y demás paniaguados, todo sea dicho con los debidos respetos, con las máximas precauciones, extremando la delicadeza y, por supuesto, sin ánimo de ofender, pero ofendiendo con justa causa.

         No es mala voluntad, es desidia. No es un plan preconcebido de tirar por la borda nuestro patrimonio por prodigalidad meditada y medida, ¡qué hacer!, no es eso, se trata de mera inercia, el gran  motor que impulsa el mundo. Hasta la tierra se mueve por inercia, si no, se detendría. Algún día, cuando me jubile de la jubilación, escribiré un ensayo sobre este tema tan poco trabajado: la historia de la Humanidad no es la historia de la lucha de clases, sino la historia de la inercia, gigante que todo lo devora, oscuridad de las oscuridades, en permanente lucha con su contraria: la diligencia aislada, musculosa pero fabricada en formato de minorías que se abren paso hacia la libertad a trompicones.

         Merece la pena visitar la meritoria página Regio Cantabrorum en su entrada "Cueva del Linar". Recomiendo su lectura en este artículo, y que se haga en todos los sentidos de la rosa de los vientos. Pocos trabajos sobre la Vieja Cantabria son tan exhaustivos y perfeccionistas como el realizado por Miguel López Cadavieco en su blog.

(regiocantabrorum.es/publicaciones/cueva_del_linar")

         Allí se da cumplida cuenta de lo que en este espacio sagrado inmemorial se ha hecho y de lo que no se ha hecho, cuándo, quién y cómo. Uno de sus párrafos dice así:

«El segundo grupo, en la galería izquierda,  es algo totalmente excepcional: se trata de la representación de dos vulvas de gran tamaño (aunque el paso de una persona es angosto) aprovechando dos formaciones naturales. Estas aberturas han sido trabajadas mediante pequeñas roturas, pulido y rebaje de diferentes zonas. Incluso posee gruesos grabados en todo su contorno emulando el vello púbico. No ha sido posible establecer paralelos sobre este conjunto, si bien la intencionalidad en la talla  y manufactura de las vulvas es clara».

         Es, sin duda un lugar sagrado: en lo más profundo de una cueva, dos vulvas consecutivas. ¿Puede alguien dudar de que en ese espacio hubieron de darse ritos relacionados con la tierra, la generación, la creación, la vida y la muerte? ¿Puede existir un lugar en Cantabria de mejor acomodo para los ritos de los druidas cántabros, más chamanes, herederos de la tradición esteparia y precelta, que sacerdotes organizados?

Como es lógico, nuestra Epopeya se ha apropiado del santuario y lo ha integrado en su trama. Aparece en el capítulo penúltimo, el setenta, y en ese profundo németom se aclara el misterio del anillo ─no puede haber libro de leyendas celtas sin anillo─, el perdón divino que se encuentra en el viaje de retorno al útero materno, la sustitución del personaje en la labor de predicar la guerra contra el invasor que viene y, en fin, el cumplimiento del destino en la unión del principio y el fin, las dos esquinas de la divinidad que se doblan sobre sí mismas.

         No es la primera vez que se trata en literatura este proceso de retorno al seno de la Madre. Ya lo hizo Alejo Carpentier en su memorable relato "El viaje a la semilla".

         En esta obra del inmortal cubano se narra la vida de don Marcial, pero al revés. Se empieza en el momento de su muerte y, párrafo a párrafo se retrocede por su madurez, por su juventud, por su infancia, por su nacimiento y por la época en que fue feto, semilla.

         Ya utilicé este recurso en mi malhadada novela «La Estirpe de Velarde», en la que me sirvió para elevar a la estratosfera estilística el final del relato. Gran broche del que quedé muy satisfecho. Ser discípulo de Carpentier en este y en otros muchos aspectos, es un honor.

         También aquí, en «Cantábrica», se retorna al recurso porque la existencia de esas dos vulvas llama a gritos al viaje de retorno. Por lo tanto, en el capítulo setenta, penúltimo de «Tiempos del Hierro», segundo tomo de «Cantábrica, la Gran Epopeya del Solar Cántabro», hallaremos ritos chamánicos, leyendas celtas, y literatura en estado puro, con la que se da solución a la penitencia del protagonista, Turo, que recorre cada rincón del Solar Cántabro repartiendo leyendas en todos y cada uno de los castros, labor extenuante de él, mi personaje, y mía, para dotar a nuestro fondo de relatos míticos de un arsenal novedoso, copioso y exhaustivo de leyendas, sacadas de la mitología comparada, que bien pudieron tener presencia en los duros, añorados y olvidados "Tiempos del Hierro".

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL BOSQUE SE QUEMA. LOS DIOSES LUMINOSOS ABANDONAN EL NÉMETON

    Hacia mediados de agosto de 2025, ardió el Solar Cántabro. La Montaña Palentina ardió. Riaño ardió. Liébana ardió. Los territorios col...