Y llegaron las nuevas legiones, hordas invasoras como nunca se viera, y huyeron los animales a las más altas cumbres, pero hasta allí también treparon las oleadas del mar, y el Vindio, donde se refugiaran los dioses, fue tomado, y ni una sandalia más de excursionista cabía en su cumbre. Era el nuevo ejército del turismo sostenible, el gran monocultivo que terminó con los últimos brotes verdes... Así será el fin de la Historia.
¿DÓNDE está la frontera entre lo agobiante y el respeto? ¿POR QUÉ mi turismo va a ser menos agobiante que el del vecino? ¿QUÉ ecologista puede decir que no ha viajado nunca o que no desea viajar? ¿QUIÉN está libre de culpa para tirar la primera piedra? ¿CÓMO crecerá la economía si no se cuenta con la movilidad? ¿CUÁNTO esfuerzo educativo se precisa para hacer del turista un ser capaz de respetar el medio ambiente? ¿CUÁNDO se cobrará conciencia de que los recursos naturales son escasos? ¿CON QUÉ ayuda se cuenta para convencer de que hay que respetar el medio?
Preguntado de otra manera:
¿Acaso pueden ser conscientes los turistas de que no agobian? ¿No es el turismo el monocultivo de monocultivos? ¿No es la movilidad el eje central de la economía? ¿Hay algún super ecologista que al viajar no beba el agua del vecino o haga sus necesidades en sus retretes? ¿No son consecuentes los entes públicos cuando llaman al turismo desde las páginas web de los ayuntamientos, desde las campañas de las Consejerías, desde las televisiones de los gobiernos, desde las plataformas privadas y públicas sin preguntarse quién gana con ello y quién pierde? ¿No es natural, lógico y comprensible que cuando no saben ya qué hacer, promuevan ideas deslucidas que no se le ocurrirían ni al que asó la manteca, como invertir dinero público en corridas de toros en localidades afectadas por la despoblación para atraer al turista?, ¿qué otra cosa pueden hacer los infelices sino el memo? ¿Acaso la movilidad no es el motor de la economía?, ¿para qué la industria pesada europea sino para hacer coches, trenes o aviones, viviendas y chalets, ventanas y todo tipo de bisutería nacida en China?, ¿para qué tanta autovía sino para llegar rápido a los últimos rincones del planeta?, ¿para qué la industria camarera que nos ha correspondido a los cántabros? ¿Quién podrá educar a las personas para que sean ciudadanos? ¿No preferirá el poder que sean consumidores, en especial de viajes interminables, turísticos y masificados, última forma de realización del ser humano? ¿No preferirán quienes se benefician siempre al final de toda economía que se genere movimiento y gasto? ¿Y, si surgen voces críticas, qué podremos contestarles?, ¿será suficiente invento el término TURISMO SOSTENIBLE? ¿No es una contradicción sobre la que se han vertido ríos de tinta, océanos de chips nacidos en los teclados de los ordenadores? ¿Alguien captará el oxímoron?
La inteligencia natural no tiene capacidad para dar respuestas, sólo para hacer preguntas.
La artificial proporciona miles de respuestas en cuestión de segundos.
Recomiendo un sencillo ejercicio: interroguemos a CHAT GPT sobre cualquiera de las cuestiones arriba relacionadas. Quedaremos sorprendidos y habremos hecho algo en beneficio de la naturaleza.
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