Quien conozca las Metamorfosis, de Publio Ovidio Nasón, se
hará una idea del contenido de esta parte de “Cantábrica, la Gran Epopeya del Solar Cántabro”, integrada en el
tercer tomo: “Las Metamorfosis
Cántabras”.
La
obra de Ovidio fue la más influyente recopilación mitológica del mundo clásico.
El conocimiento de la mitología grecolatina que se tenía en el Medievo y en el
Renacimiento partía y regresaba a Ovidio. Para una cabal idea de esto atendamos
al drama de Shakespeare “Tito Andrónico”,
en el que Lavinia, una mujer que había sido violada, a la que habían
cortado manos y lengua para que no delatara a los perpetradores, exige por
señas que se tome el libro escolar de un niño, las Metamorfosis, para señalar
en él un pasaje con sus muñones, a fin de que por la semejanza con el caso de
Filomena, que en la obra de Ovidio fuera víctima de similar crimen, sus
parientes sacaran la referencia de quiénes fueron los agresores.
Es
decir, que el dramaturgo inglés introduce un presentismo de su época en el
relato teatral: que los niños utilizaban como libro de texto en la escuela las
Metamorfosis para aprender latín.
Además,
los espectadores de la obra de Shakespeare conocían este relato ovidiano, y
otros muchos, como la escena de canibalismo de Licaón y Pélope, y el autor
podía jugar con ese conocimiento general para crear magistrales tensiones
narrativas. Es decir, que se conocía en profundidad la obra de Ovidio en el
Renacimiento.
La
primera traducción inglesa data de 1480, de William Caxton, y la primera
española de 1540, a cargo de un hombre de Silió, un tal Jorge Bustamante,
asunto que yo desconocía hasta hace unos días en que me ilustró César, de la
Vijanera. Debo estarle muy agradecido a Deva por el don de que haya llegado a
viejo con capacidad para aprender más cada día.
Cuando
nace Cervantes, en 1547, las Metamorfosis de Ovidio también en España son el
principal referente a la mitología grecolatina. Y, claro, la obra del romano influyó
mucho en la de nuestro Príncipe de las Letras, pues publicó su primera novela,
La Galatea, casi cincuenta años después de la traducción de Bustamante, y,
sobre todo en El Quijote —más de sesenta años después del trabajo del
intelectual de Silió— se insertan conocidas escenas ovidianas.
Y
ahora pretenden salir a la luz unas “Metamorfosis
Cántabras”, en las que se da cuenta de la evolución, relaciones,
transformaciones, luchas, amores, traiciones, origen, descendencia, parentescos
y peripecias vitales de los dioses cántabros.
No
era posible crear, a partir de los restos históricos y arqueológicos, una
mitología completa y cerrada del mundo mitológico cántabro sino a partir de una
anatomía y una fisiología literarias de las deidades del Solar Cántabro, sin
decir quién era cada dios, cuál su ascendencia, cuál su descendencia y cómo se
relacionaban los unos con los otros. Una vez confeccionado el puzle, quede ahí
para quien desee aprovecharlo en sus creaciones literarias, como punto de
referencia siempre superable, como hizo el maestro Tolkien con su obra.
En las
Metamorfosis Cántabras se sigue el esquema de Ovidio, en una obra dividida en
seis libros: 1. Los primeros dioses; 2. Definitiva creación de las Islas; 3.
Sagas divinas y creación del hombre; 4. Candamo, Cosus y Erudino; 5. Las
Matres, Lucobos, Cernuno, Nemétona y su descendencia y 6. Teomaquia y Victoria,
que terminará con la memorable y verídica “Batalla de los árboles” en los Lagos
de Covadonga. Estas Metamorfosis no contendrán toda la mitología del Solar Cántabro,
sino que sus relatos serán completados por otros, en profundidad y extensión, narrados
en las demás partes de “Cantábrica”, en los viajes de Turo por todos los
castros y en las Guerras Cántabras contadas por los dioses.
Estas
caseras, ficticias y metapoyéticas Metamorfosis Cántabras tienen su antecedente
en El Quijote, pues en una de sus andanzas, el buen manchego se topó con cierto
personaje llamado, sin más, Primo —alegórico nombre—, que escribía libros extravagantes
y, uno de ellos era Los Metamorfóseos, de invención nueva y rara, a imitación del
gran Ovidio, donde se pintaba quién fuera la Giralda de Sevilla y los Toros de
Guisando, y todo “con sus alegorías,
metáforas y traslaciones, de modo que alegren, suspendan y enseñan a un mismo
punto” (Don Quijote, parte II, cap. XII).
¡Grande, don Miguel, maestro de maestros! No podías imaginar
que alguien diese en la desaforada idea de escribir unas verídicas “Metamorfosis
Cántabras” en imitación también de Nasón, ¿cierto? Sin embargo, aquí están las
mías, más desquiciadas que burlescas. Esperemos que con esta obra, repleta de
metáforas y transposiciones como la del Primo, de imaginación y de delirio
narrativo como las del mismo Ovidio, no sólo se alegre al lector, se lo
suspenda y enseñe algo de provecho, sino que también haga sentir al cántabro
los heroicos latidos de una cultura perdida que se esconde en su genoma,
rebelde en su fondo más recóndito.
¡Oh,
padre don Quijote, dios de la literatura —según Unamuno— que dijiste en
español: “Hágase la luz”, procura mover hilos, allá donde estés, para que mi
criatura sea más provechosa que la de tu Primo, y que este Ovidio Cántabro sirva
para algo!
En fin,
como dice Israel J. Espino, “quiero,
lector, que pronto me acompañes en un viaje oscuro hacia la noche antigua. Una
noche en la que las únicas luces son las de la luna, las estrellas y el fuego”.
¡Sujetémonos y borremos esquemas para traspasar pronto y con buen pie la puerta
del misterio!
AVISO... El anterior texto
no pertenece a “Cantábrica. La Gran
Epopeya del Solar Cántabro”, sino que refunde, comenta y explica en formato
divulgativo algunos de sus contenidos.
También se quiere hacer
constar que este texto está protegido por DERECHOS DE AUTOR, y que
periódicamente, gracias a la IA, hacemos barridos en la Red para detectar
plagios. Según la normativa de Facebook, la inserción de un texto o una imagen
en esa red social no implica la pérdida de los derechos de autor frente a
terceros usuarios. En este caso, la propiedad intelectual está reconocida en el
expediente 2024/5095 del RPI-España-UE. (Tazón. Abogados)
No hay comentarios:
Publicar un comentario