Extracto de «Cantábrica», tomo uno, «Céltica Cántabra», capítulo "Signos falsos de matriarcado", pg. 33. (De próxima publicación), Registro Propiuedad Intelectual nº 2024/5095.
https://cantabricajaviertazon.blogspot.com/
«La
costumbre de la covada tiene su toque de falsa, de ser una fake de la antigüedad, una broma propiciada por los autores
latinos. Estrabón escribía valiéndose de corresponsales. Nunca estuvo en el
Cantábrico. De la misma forma, Diodoro Sículo, que citó la misma costumbre
entre los corsos, y Apolonio el Rodio que sostuvo su existencia entre ciertas
tribus del Ponto, también escribieron de oídas...
...Además,
sabemos que las descripciones latinas del mundo bárbaro eran estereotipadas,
repetitivas y nunca verificadas. Es probable que en el catálogo de actitudes
bárbaras que justificaban la implantación de la superior cultura romana, los
escritores latinos tuvieran —junto con datos sobre vestimenta, salvajismo
general y costumbres primitivas— este comodín de la covada que sería utilizado
aquí o allá como relleno descriptivo según conviniera....
...Luego,
la noticia de tan aparatosa costumbre, contraria a la naturaleza de las cosas y
a la lógica, se extendería entre los pueblos de Europa a causa del
extrañamiento que generaría, e incluso pasaría a América, pues algunas etnias
brasileñas según dicen, según se cuenta, según se afirma, la practicaban...
...En
fin, nos preguntamos cómo una habladuría se ha convertido en una realidad
mítica, ¿cómo es posible que tan extravagante acción de encamarse el padre
dando alaridos de parturienta y el levantarse la mujer tras el parto a servirle
haya cobrado carta de naturaleza?
Desde
la época de
Cristo hasta el
siglo XVII, todo
el mundo tenía
que haber sido medio idiota, tanto en España como en Francia en sus
siglos cultos, pues no conocieron
tan divertido asunto
Marcial, Quintiliano, Séneca,
San Paulino, San Isidoro,
ni Rodrigo Jiménez
de Rada, que
era vasco (Gárate Arriola 1975,
19).».
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