domingo, 20 de julio de 2025

¿DÓNDE UBICARÍAMOS IULIÓBRIGA?

 



Se dice en el prólogo de "Castros y Castra" de Acanto, 2010, pg. 26, que la "tradición historiográfica" ubica la antigua y documentada ciudad romana de Iulióbriga, en Retortillo, cerca de Reinosa.

         Ahora bien, ¿dónde se inició esa "tradición historiográfica"?, ¿cuál fue el impulso, el hecho histórico que promovió a Retortillo como sede de la Iulióbriga Cantábrica, asunto indiscutible académicamente hoy día?      Más que impulso podríamos hablar de autoridad, de cábalas y quizá de inercia académica.

         La autoridad corresponde al Padre Flórez, quien en 1768 publicó una memorable obra titulada "La Cantábria Vindicada, o Discurso Crítico sobre la antigua Cantabria", que terminó con la interpretación interesada del "vascocantabrismo", y situó el escenario de las Guerras Cántabras y de la antigua región citada por los clásicos en lo que hoy es el Solar Cántabro.

         En el tiempo de aquella publicación, el mismo Flórez había dado con las ruinas de Retortillo y, quizá ese descubrimiento fue determinante para la concepción de la reubicación geográfica de Cantabria que propuso, la cual con el tiempo se ha convertido en la interpretación canónica, admitida por todas las autoridades historiográficas de España.

         Había, pues, una teoría para la ubicación de Cantabria. Se contaba con una referencia en las fuentes a una ciudad histórica llamada Julióbriga, en las Fuentes del Ebro, y teníamos unas notables ruinas muy cerca de aquel lugar. ¿Qué concluir de todo ello? Pues que tales restos, los únicos que existían en el Solar Cántabro por aquel entonces, correspondían a Julióbriga.

         Así, durante 258 años, la autoridad del Padre Flórez ha propiciado la inversión de abundantes fondos, tiempo y esfuerzo para el estudio de la indiscutida Julióbriga de Retortillo.

         Sin embargo, no se estaba ante una prueba categórica de la ubicación de la notable localidad romana, sino ante una mera "evidencia científica", muy endeble por cierto desde el punto de vista argumental, una mera yuxtaposición de ideas en los tiempos en los que se estrenaba el concepto de Solar Cántabro.

         Y, como las evidencias no son certezas, especialmente en ciencias humanas, en las que no se suelen prodigar las demostraciones categóricas, una nueva hipótesis podría desbancar a la anterior, y buscar otro emplazamiento más lógico para la vieja Julióbriga.

         Las investigaciones científicas, arqueológicas, han avanzado mucho en los últimos siglos, especialmente entre finales del veinte y comienzos del veintiuno, a partir de los grandes descubrimientos de la llamada "arqueología de guerra". Así, un grupo de investigadores, vinculados de alguna manera con esa corriente científica, planteó una nueva y sugerente hipótesis para la ubicación de Julióbriga, bastante más lógica que la mera yuxtaposición de ideas heredadas de los tiempos del Padre Flórez, e inamovibles por parte de la historiografía oficial. Hoy en día, se cuenta con otra teoría que rompe con la anterior, y  habrá que ver lo que sucede en el futuro y si la nueva versión termina por  ser aceptada en la comunidad científica hasta que se cuente con otra mejor.

         Y esta nueva teoría es la de que Julióbriga podría haberse ubicado en Camesa Rebolledo, más que en Retortillo.

         Desde hace tiempo, hacia 2012, el equipo de investigadores formado por Pedro Ángel Fernández Vega, Lino Mantecón Callejo y Rafael Bolado del Castillo trabajaron sobre el "oppidum" de Ornedo-Santa Marina (Valdeolea, Cantabria).

         Parece ser que la diferenciación entre el territorio de Julióbriga y el de otra población romana documentada en Cantabria, el de la Legión Cuarta era de gran importancia fiscal para los romanos, pues los predios ubicados en este último territorio, el de la Legio IIII, estaban exentos de impuestos, al tratarse de una zona militarizada y, en consecuencia, de servicio público. No era el caso de Julióbriga, municipio civil y, por lo tanto, sujeto a impuestos.

         Para delimitar las tierras pertenecientes a una u otra ciudad, y su régimen impositivo, se plantaron mojones de piedra en torno a Julióbriga y su campo, a los que llamaron "términos augustales". Pues bien, si se traza una línea en torno al "oppidum" de Ornedo-Santa Marina, tendríamos una delimitación perfecta del territorio juliobriguense, cosa que no sucedería si se considerara como eje de referencia la localidad de Retortillo, donde aparecieron ruinas en lejanos tiempos. Si esto fuera así, la capital del campus iuliobriguensis serían las ruinas de Camesa Rebolledo, justo bajo el "oppidum" de Ornedo Santa Marina, y el correspondiente a la Legión Cuarta, pasaría a ser la zona de Huerta Varona, en Aguilar de Campoo. ¿Qué serían, pues, las ruinas de Retortillo? Quizá una "mansio", un gran cortijo de romanos acomodados.

         Es muy interesante la conferencia impartida por Pedro Ángel Fernández Vega en el marco de las Guerras Cántabras de Los Corrales de Buelna:

https://www.youtube.com/watch?v=iUTT3Wgfjtk&t=2603s

         En cualquier caso, leamos las palabras de los mismos investigadores, pues a continuación se transcriben las conclusiones de una publicación firmada por ellos en 2022, en la revista Munibe Antropología-Arkeologia, de Aranzadi. Dice así:

«En las inmediaciones de Camesa Rebolledo este gran oppidum sin duda pudiera asimilarse con lo que, en términos célticos, se conocía como –briga, por lo que, como ya hemos señalado en otros trabajos, permite proponer una sugerente hipótesis: en las inmediaciones del enclave se han hallado dos decenas de términos augustales que dividían los prata de la Legión IV y el territorio de Julióbriga. Al menos tres procedían de la cima del yacimiento, donde quedaron integrados en los muros de la ermita de Santa Marina. Sin duda, esto obligaría a cuestionarse si alguna de ambas identidades, Legio IIII o Iuliobriga puede reconocerse sobre el lugar mismo de Monte Ornedo. Las estructuras campamentales romanas localizadas en el lugar permiten aposentar un destacamento, pero no una legión. En cambio, la secuencia de dataciones y la envergadura urbanística del enclave prerromano -con un sólido y largo perímetro amurallado, con un edificio público y equipamiento balneario, y con un recinto cercado, quizá ritual o sagrado, a modo de acrópolis- permiten reconocer lo que en el área céltica peninsular se ha estudiado durante décadas como topónimos en -briga. La continuidad del poblamiento en la época romana es algo acostumbrado en estas brigae, que, en la mayoría de los casos en que se han identificado, corresponden a castros romanizados, células imperiales asentadas sobre un ineludible sustrato prerromano. En Monte Ornedo, la ocupación romana del lugar se extendió luego a los pies de la montaña, en el yacimiento que se conoce como Camesa-Rebolledo. Allí, hemos trabajado en un amplio sector de excavaciones en La Cueva, y desarrollamos también trabajos en Rebolledo y en la zona conocida como Los Trigales, donde iniciamos en 2012-2013 la excavación de un área termal provista de mosaicos y pinturas murales. Esta construcción forma parte de un sector urbano central, de apariencia forense, en el que la lamentable alteración del sustrato arqueológico a causa de los trabajos agrícolas y del saqueo de material constructivo romano, han dificultado reiteradamente los avances intentados en diversos sondeos. Dada la completa y contrastada secuencia de dataciones prerromanas y romanas que recoge este artículo, dadas las circunstancias -la presencia de un gran castro fortificado en altura, con acrópolis, y con asalto militar romano-, y dados los hallazgos epigráficos -los términos augustales que delimitan el territorio de una ciudad concreta-, se podría proponer que en el oppidum de Monte Ornedo y su entorno se hubiera ubicado la ciudad de Iuliobriga».

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