Se dice en el prólogo de
"Castros y Castra" de Acanto, 2010, pg. 26, que la "tradición
historiográfica" ubica la antigua y documentada ciudad romana de
Iulióbriga, en Retortillo, cerca de Reinosa.
Ahora bien, ¿dónde se inició esa "tradición
historiográfica"?, ¿cuál fue el impulso, el hecho histórico que promovió a
Retortillo como sede de la Iulióbriga Cantábrica, asunto indiscutible
académicamente hoy día? Más que
impulso podríamos hablar de autoridad, de cábalas y quizá de inercia académica.
La autoridad corresponde al Padre Flórez, quien en 1768
publicó una memorable obra titulada "La Cantábria Vindicada, o Discurso
Crítico sobre la antigua Cantabria", que terminó con la interpretación interesada
del "vascocantabrismo", y situó el escenario de las Guerras Cántabras
y de la antigua región citada por los clásicos en lo que hoy es el Solar
Cántabro.
En el tiempo de aquella publicación, el mismo Flórez había
dado con las ruinas de Retortillo y, quizá ese descubrimiento fue determinante
para la concepción de la reubicación geográfica de Cantabria que propuso, la
cual con el tiempo se ha convertido en la interpretación canónica, admitida por
todas las autoridades historiográficas de España.
Había, pues, una teoría para la ubicación de Cantabria. Se contaba
con una referencia en las fuentes a una ciudad histórica llamada Julióbriga, en
las Fuentes del Ebro, y teníamos unas notables ruinas muy cerca de aquel lugar.
¿Qué concluir de todo ello? Pues que tales restos, los únicos que existían en
el Solar Cántabro por aquel entonces, correspondían a Julióbriga.
Así, durante 258 años, la autoridad del Padre Flórez ha propiciado
la inversión de abundantes fondos, tiempo y esfuerzo para el estudio de la
indiscutida Julióbriga de Retortillo.
Sin embargo, no se estaba ante una prueba categórica de la
ubicación de la notable localidad romana, sino ante una mera "evidencia
científica", muy endeble por cierto desde el punto de vista argumental,
una mera yuxtaposición de ideas en los tiempos en los que se estrenaba el
concepto de Solar Cántabro.
Y, como las evidencias no son certezas, especialmente en
ciencias humanas, en las que no se suelen prodigar las demostraciones
categóricas, una nueva hipótesis podría desbancar a la anterior, y buscar otro
emplazamiento más lógico para la vieja Julióbriga.
Las investigaciones científicas, arqueológicas, han avanzado
mucho en los últimos siglos, especialmente entre finales del veinte y comienzos
del veintiuno, a partir de los grandes descubrimientos de la llamada
"arqueología de guerra". Así, un grupo de investigadores, vinculados
de alguna manera con esa corriente científica, planteó una nueva y sugerente
hipótesis para la ubicación de Julióbriga, bastante más lógica que la mera
yuxtaposición de ideas heredadas de los tiempos del Padre Flórez, e inamovibles
por parte de la historiografía oficial. Hoy en día, se cuenta con otra teoría
que rompe con la anterior, y habrá que ver
lo que sucede en el futuro y si la nueva versión termina por ser aceptada en la comunidad científica hasta
que se cuente con otra mejor.
Y esta nueva teoría es la de que Julióbriga podría haberse
ubicado en Camesa Rebolledo, más que en Retortillo.
Desde hace tiempo, hacia 2012, el equipo de investigadores
formado por Pedro Ángel Fernández Vega, Lino Mantecón Callejo y Rafael Bolado
del Castillo trabajaron sobre el "oppidum" de Ornedo-Santa Marina
(Valdeolea, Cantabria).
Parece ser que la diferenciación entre el territorio de Julióbriga
y el de otra población romana documentada en Cantabria, el de la Legión Cuarta
era de gran importancia fiscal para los romanos, pues los predios ubicados en
este último territorio, el de la Legio IIII, estaban exentos de impuestos, al
tratarse de una zona militarizada y, en consecuencia, de servicio público. No
era el caso de Julióbriga, municipio civil y, por lo tanto, sujeto a impuestos.
Para delimitar las tierras pertenecientes a una u otra
ciudad, y su régimen impositivo, se plantaron mojones de piedra en torno a
Julióbriga y su campo, a los que llamaron "términos augustales". Pues
bien, si se traza una línea en torno al "oppidum" de Ornedo-Santa
Marina, tendríamos una delimitación perfecta del territorio juliobriguense,
cosa que no sucedería si se considerara como eje de referencia la localidad de
Retortillo, donde aparecieron ruinas en lejanos tiempos. Si esto fuera así, la
capital del campus iuliobriguensis serían las ruinas de Camesa Rebolledo, justo
bajo el "oppidum" de Ornedo Santa Marina, y el correspondiente a la
Legión Cuarta, pasaría a ser la zona de Huerta Varona, en Aguilar de Campoo.
¿Qué serían, pues, las ruinas de Retortillo? Quizá una "mansio", un
gran cortijo de romanos acomodados.
Es muy interesante la conferencia impartida por Pedro Ángel
Fernández Vega en el marco de las Guerras Cántabras de Los Corrales de Buelna:
https://www.youtube.com/watch?v=iUTT3Wgfjtk&t=2603s
En cualquier caso, leamos las palabras de los mismos
investigadores, pues a continuación se transcriben las conclusiones de una
publicación firmada por ellos en 2022, en la revista Munibe
Antropología-Arkeologia, de Aranzadi. Dice así:
«En
las inmediaciones de Camesa Rebolledo este gran oppidum sin duda pudiera
asimilarse con lo que, en términos célticos, se conocía como –briga, por lo
que, como ya hemos señalado en otros trabajos, permite proponer una sugerente
hipótesis: en las inmediaciones del enclave se han hallado dos decenas de
términos augustales que dividían los prata de la Legión IV y el territorio de
Julióbriga. Al menos tres procedían de la cima del yacimiento, donde quedaron
integrados en los muros de la ermita de Santa Marina. Sin duda, esto obligaría
a cuestionarse si alguna de ambas identidades, Legio IIII o Iuliobriga puede
reconocerse sobre el lugar mismo de Monte Ornedo. Las estructuras campamentales
romanas localizadas en el lugar permiten aposentar un destacamento, pero no una
legión. En cambio, la secuencia de dataciones y la envergadura urbanística del
enclave prerromano -con un sólido y largo perímetro amurallado, con un edificio
público y equipamiento balneario, y con un recinto cercado, quizá ritual o
sagrado, a modo de acrópolis- permiten reconocer lo que en el área céltica
peninsular se ha estudiado durante décadas como topónimos en -briga. La
continuidad del poblamiento en la época romana es algo acostumbrado en estas
brigae, que, en la mayoría de los casos en que se han identificado,
corresponden a castros romanizados, células imperiales asentadas sobre un
ineludible sustrato prerromano. En Monte Ornedo, la ocupación romana del lugar
se extendió luego a los pies de la montaña, en el yacimiento que se conoce como
Camesa-Rebolledo. Allí, hemos trabajado en un amplio sector de excavaciones en
La Cueva, y desarrollamos también trabajos en Rebolledo y en la zona conocida
como Los Trigales, donde iniciamos en 2012-2013 la excavación de un área termal
provista de mosaicos y pinturas murales. Esta construcción forma parte de un
sector urbano central, de apariencia forense, en el que la lamentable
alteración del sustrato arqueológico a causa de los trabajos agrícolas y del
saqueo de material constructivo romano, han dificultado reiteradamente los
avances intentados en diversos sondeos. Dada la completa y contrastada
secuencia de dataciones prerromanas y romanas que recoge este artículo, dadas
las circunstancias -la presencia de un gran castro fortificado en altura, con
acrópolis, y con asalto militar romano-, y dados los hallazgos epigráficos -los
términos augustales que delimitan el territorio de una ciudad concreta-, se
podría proponer que en el oppidum de Monte Ornedo y su entorno se hubiera
ubicado la ciudad de Iuliobriga».
No hay comentarios:
Publicar un comentario