jueves, 27 de marzo de 2025

LOBOS, LICANTROPÍA Y RITOS ANCESTRALES


Imagen de "La Nueva España". 


En el actual “ESTADO DE DESINFORMACIÓN CALCULADA” yo no sé si la autorización de la caza del lobo —lo llaman regulación— será una medida de interés público o no. Puedo leer sobre el tema, o incluso estudiar, pero nadie me proporcionará los datos precisos para que me forme un criterio... ¿Que soy un exagerado te escucho cuchichear?

Mira, dices que matan a muchas reses. Será, aunque me gustaría ver esos cadáveres, ¡hay tanto truco subvencionable! Dices que cada vez están más cerca. Será, aunque no sé de quién en unos tiempos en que el lobo más despistado sería fotografiado al instante y subido a las redes. Dices que son un peligro y que puede haber una desgracia. No lo niego, aunque sospecho que algunos bordan capuchas de Caperucita para vender a los senderistas. La verdad, puede que tengas razón, ¿quién soy yo para negarlo?

Sólo dispongo para orientar mi criterio de las sencillas reglas de Occam, cortar el pastel por la parte más débil y, preguntarme: ¿quién se beneficia?, ¿serán subvencionadas las cabezas que se cobren?, ¿quiénes disfrutarán con la operación?, ¿qué bolsas de votantes se apropiarán los que promueven la regulación, caza y, en su caso hipotética extinción del lobo cantábrico? No se piense que voy a acusar a nadie, ¡que Véllico, el dios lobo, me libre de tal tentación!... Pero las respuestas a todas esas preguntas convergen en colectivos concretos, en partidos concretos, en personas concretas, sólo hay que echar cuentas.

Aseguras que todo está pensado, que se trata de una mera regulación de la población lobuna, que hay estudios... ¿Estudios? ¡Hombre, no me tomes el pelo! Me gustaría verlos, pero eso es casi como pedir que se le aparezca a uno la Virgen sin ser pastorcillo. ¿Estudios, dices? Seguro, como los de impacto ambiental en los briareos eólicos con que se está sembrando Cantabria de golpe y porrazo, estudios con miles de páginas de corta y pega a fin de encubrir lo que para cualquier lógica de cualquier buen padre o buena madre de familia —como se decía antes en derecho— es algo obvio: que habrá un antes y un después en las poblaciones de aves de Cantabria. ¿A esos estudios te refieres, hijo?... Y perdona, te digo “hijo” sin ánimo de ofender pues supongo que seas hombre, machote y amante de la caza... ¿Que muchas mujeres te apoyan? Vale, vale, me lo creo, no he dicho nada...

¿Que no se trata de una extinción programada de una especie? Pues bien, lo creo también, soy así de lerdo, pero dime tú, defensor del rifle y de la ganadería falsaria, abogado de los buscadores de subvenciones, de los verdes campos pavimentados, del turismo pisoteador de la esperanza en un futuro viable para nuestros hijos, dime tú, cazador exultante de gozo, ¿sabes quién es el lobo?...

...¡No saques tu ignorancia a relucir!, ¡no me digas que lo sabes mejor que yo porque naciste en el monte! No, juco, eso no cuela, dime de verdad: ¿sabes quién es el lobo? ¿Tendré que escribir su nombre histórico con mayúsculas? ¿Sabes lo que significó para nuestros antepasados, para la Historia?... ¡Ya, que tú no piensas en historias!... Te creo, Lin, te creo. Así y todo, te lo explicaré:

                Verás, los viejos habitantes del SOLAR CÁNTABRO tenían al lobo como a un hermano, se sentían hombres y lobos, miembros de la misma camada. A fin de lograr esa identidad, sometían al guerrero a ritos de madurez, pues no bastaba la mera mentalización, el mero adoctrinamiento. Los guerreros, para alcanzar el furor sagrado propio de los pueblos de la Cordillera, debían sentir al lobo, al oso, debían convertirse en ellos mismos, en fieras... ¡Ya, te entiendo!, que eso te importa un bledo, dices... Pues mira, tienes suerte, me callo, a los locos y a los ignorantes hay que darles la razón. ¿introducir un grano de arroz de duda entre la granítica mole de tu conformismo y aplauso? Vana pretensión... Prefiero que sea James George Frazer en “La Rama dorada” quien te lo explique, aunque sin  esperanza alguna... Dice así:

«Estos ritos consisten, en esencia, en extraer el alma del joven a fin de transferirla a su totem, pues la extracción del alma supone, necesariamente, matar al joven o, por lo menos, sumergirlo en un trance similar a la muerte. Su restablecimiento sería achacado a la infusión de una vida nueva que recibe de su totem. Así, la esencia de los ritos de iniciación, en lo que tienen de simulacro de muerte y resurrección, consistirían en un intercambio de vidas o almas entre el hombre y su totem. El mancebo muere como hombre y resucita como animal; el alma animal está ahora en él. Con perfecto derecho se llama a sí mismo lobo u oso, y trata a los lobos u osos como a hermanos (Frazer. La rama dorada 1984, pg. 776).»

... ¡Pero qué totem ni qué totem!, te escucho decir, ¡no sabes nada de nuestro sufrimiento con los lobos!... Sí, hombre, si te entiendo, entiendo que pienses que el monte es tuyo, y tuyos sus recursos, y que los ecologistas y conservacionistas, los arqueólogos o historiadores vendan de lo suyo, no de lo de los demás, y menos de lo tuyo... Vale, no te irrites, no quiero discutir, ya me callo, no sea que me untes o me eches al mastín... ¡Tranquilo, ho...!

Pero, has de saber que aunque  seas regionalista o pepero, ultra desbocado o sociata acomodaticio, te tengo presente en mis oraciones. Sabe, hermano, que cada día oro cuando se pone el sol —como decía Manuel Llano— para que lleve mis oraciones al Sid a horas de por la tarde, y reconforten a los antepasados por las barbaridades que hacen sus descendientes.

También rezo para que los dioses tengan piedad de vosotros y no abran la veda del canto rodado, aunque ya os advierto que los viejos dioses de Cantabria y Asturia no son proclives a la clemencia.

Pese a ello, les imploro para que se calmen y no se venguen, que sois como sois les digo con cara de pena, y es que, en el fondo, tonto mío, tonta mía, os quiero bien, aunque reconozco que la superpoblación chupóptera es tan numerosa como las arenas de la mar o las estrellas del cielo, y no hacen falta estudios técnicos que confirmen tal realidad porque lo obvio, lo cotidiano, no requiere demostración. Amén.

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

LA GUERRA DE MONTAÑA

    En este tema hay que diferenciar la guerra de montaña como técnica de combate y la arqueología de guerra como nuevo enfoque de la inve...